MB escucha, muy atento, creando la melodía que envuelve la estancia donde estamos.
Sonrío al sentir que cada parte que une es una expresión de su alma, aunque las objeciones a la existencia de ésta sean, para él, enormes.
No necesito la conversación, no me resulta importante la boca, ni tan siquiera la vista... El tacto siente las vibraciones, el oído traduce y mi mente es absorbida, con gusto, por los sonidos que aparecen desde los altavoces.
Ha logrado que mi tiempo se detenga.