viernes, 11 de noviembre de 2011

J.A.myP

Él se encuentra durmiendo, parece que está tranquilo, parece que todo es correcto. Me paro a escuchar, atenta, su sueño. Respira y el corazón le late con fuerza. A veces tose. A veces se queja. Y, de nuevo, todo vuelve a parecer correcto.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Mixfurb1y2

                                   Un escrito en la pared detiene a Linda Greenfield. Pareciera que esas palabras habían sido diseñadas para ella. ¿La razón? Cada una provoca una punzada en su interior. “¿Dónde quedaron las sonrisas?”. Acto seguido, contempla su reflejo en un cristal, y se pregunta muchas cosas.

                                              Tarde de Noviembre que haces que respire en medio de viajes, otras casas y camas bajas… Haces llegar, por fin, compañía renovada. Una mezcla de colores y sensaciones que me hacen gozar de un pequeño periodo como si fuera eterno. Segundo a segundo mi corazón afirma, con certeza, su alegría.

De entre los colores vivos y el negro, sus elecciones más recientes siempre concluyen en oscuridad. Las desazones son, en todo  caso, auto-propiciadas. Sin espacio para la inocencia o la estabilidad emocional.

Caminamos, y al hacerlo, comienza una cadena de sucesos divertidos. Plazas llenas de gente, una tienda X, lumis en la calle y una Gran Vía con todo tipo de movimiento… Parque y fotografía… Una aventura en un bosque y, al final, calor.

Inesperadamente, un puñado de melodías pone en marcha su antiguo y característico optimismo. Sólo importa lo importante. Sólo la verdadera desgracia debe ocultar una sonrisa. Linda Greenfield asciende a la cima sonriendo a su reflejo. Incluso el viento sopla de forma diferente. Con paso firme, abandona los pozos y túneles. Tan negros.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Toques

Las nubes lloraban.
No llevaba paraguas, iba andando y cada lagrima que me tocaba me hacía sentir bien. Libre.
No recuerdo saber durante cuando tiempo estuve caminando, ni si quiera recuerdo saber cuanto tiempo hacía que había comenzado a llorar el firmamento... Pero lo que sí recuerdo, con una claridad inmensa, es que cada pequeña parte que bajaba de él era un fresco toque de vida.